lunes, septiembre 19, 2005

Del amor fotosintético.

Las plantas son más fáciles de querer que los seres humanos. Por eso ahora tengo un jardin de cactáceas. Las riego solo una vez por semana y las saco al sol todos los días. Les hablo, las mimo, les digo palabras dulces y a las que se dejan, las beso. Y ellas me corresponden: con sus espinas erguidas, con pequeñitas flores de colores pastel, con frutillas rojas de sabor ácido y hasta con un viaje psicoactivo. Nuestra máxima manifestación de amor sucede en las noches. Yo exhalo mi bióxido de carbono y ellas lo toman abriendo sus estomas.
Amor fotosintético.
Sincero, sin complicaciones, perdurable.
Ya te entiendo Linneo.

Comments:
La flora y la fauna. En mi casa hay flora y hay fauna, contándome yo: quizá como flora también, porque a veces estoy estático y cuando sueño, sin saberlo, me siento árbol, o bien, alguna planta altiva, verde y saludable.
A veces quisiera ser mi mascota para sentirme amado. O de igual manera una planta para que alguien me cuidara y me regara, o tan siquiera el rocío de la mañana me acariciara.
La flora y la fauna: y yo ahí dentro. Bienaventuradas tus cactáceas porque son amadas y más aún, porque son amadas sin pedirlo y eso tiene gran valor (tanto para el que ama como para el que es amado.
Ojalá y fueran eternos.
Ahh, la flora y la fauna.
 
Y ami que no me dejan tener plantas:(
Mel.
 
Sucede a veces...
Sucede a veces que uno se enamora de los árboles por la sombra que producen, por la fuerza de sus ramas o la dulzura de sus frutos.
Sucede también a veces que el árbol que uno ama se convierte en hombre, y uno ama sus ideas, sus labios, su corazzón, sus brazos o el sexo, por que los árboles también tinen sexo...
 
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