lunes, octubre 31, 2005

Amanecer (Desierto Villa de García N,L.)



Por eso quiero ver amanecer

pero del otro lado ver amanecer

pero que alguien se quede aquí

para saber si yo sigo vivo.

Padre nuestro, Fabulosos Cadillacs


jueves, octubre 27, 2005

Señor mezquite: ¿Con que tierra puedo alimentar sus raíces?



Pasa que uno tiene esa tonta manía de enraizarse en algunas personas.

A veces tan profundamente
que cuando se alejan
las estiran y duele.

Pero todavía es más díficil saber
que uno se tiene que ir
y que debe traerse las raíces consigo
y que a la interperie
éstas no sobreviven mucho tiempo.

martes, octubre 25, 2005

Noches de insomnio VI


A este tic-tac de dos relojes no sincronizados se suma la confusión.

En la semioscuridad alcanzo a ver una manecilla en el cinco.
Espero.
Los camiones urbanos ya comienzan a circular, la ciudad se mueve.
Seis cuarenta: suena la alarma.
Le robo veinte minutos al baño para soñar que duermo.

Natural impressionism (Dr. Arroyo, N.L.)








Sólo cuando nos convertimos en una parte de la creación comenzamos realmente a vivir.

HENRY MILLER

viernes, octubre 14, 2005

Noches de insomnio III

Otros días los grillos son la música de fondo de esta soledad. Hoy es la lluvia continua. Por momentos parece tener tonos de calma, pero luego arrecia y en su estruendo se vuelve amenazadora. Dos... tres... cinco de la mañana... regreso a escucharla y me voy el tiempo suficiente para una pesadilla.

Como me ves te verás (Desierto Villa de García, N.L.)


miércoles, octubre 12, 2005

Basado en Monterrey...

Desde Santiago de Chile, un buscador de utopías escribe esto de su estancia por aquí (a propósito de octubre):

Hacía ya tiempo que esta habitación estaba sellada al mundo, y con un pequeño epitafio en su puerta. Aquí nunca se sabe cuando para de llover. El cielo se descascara a pedazos, el desierto se compone de almas que circulan a diario, en medio de esta lluvia torrencial; los edificios se erigen como lapidas, y apilo imágenes insufrible en las puertas, sello las ventanas con pasados y me embriago de estos monumentos de razón petrificada. Recorro esta ciudad de espejos, donde nos drogamos en sus rincones, y cada sorbo de esta indiferencia es un amargo placer. Es que en esta ciudad nunca se sabe cuando para de llover, ni aun en esta habitación con todo y sus fantasmas esperándome.

Esta habitación es un burdel de putas inalcanzables donde vuelo con el aire del desierto esperando perderme en sus ventiscas y que deje de llover. En esta ciudad de desiertos --de gente desértica--, las palabras vuelan en conversaciones privadas con libros polvorientos que ya nadie lee.

Nervinson Machado

martes, octubre 11, 2005

Noches de insomnio II

Me decido a salir de entre las sábanas, no es posible jugar ya con los fantasmas aquí adentro. Solo observo la sombra a rayas de mi ventana, el paisaje es en blanco y negro, las paredes, el espejo, los relojes, el baúl, la puerta y las montañas que hace la colchoneta sobre mi cuerpo. En cinco minutos todo es levemente visible, hasta las cicatrices de mis rodillas. Vuelvo a cerrar los ojos. Nada se ha ido.

lunes, octubre 10, 2005

Reunión (Desierto Villa de García, N.L.)

El deseo nos confunde...

miércoles, octubre 05, 2005

Pastora (Rancho de la Cochina, Dr. Arroyo, N.L)

Hace muchos, muchos años, yo le ayudaba a mi abuelita a cuidar las chivas mientras ella se sentaba bajo un árbol a tejer. Corría detrás de ellas para que no se desbalagaran, platicaba con ellas intentando imitar su lenguaje, me creía Heidi, les daba de comer en el hocico y les cortaba flores. Luego me sentaba a comer garambullos o subía al cerro más alto para vislumbrar Matehuala a 40 kilómetros. Sucedió cuando era una niña buena y feliz.

martes, octubre 04, 2005

Sin rumbo fijo (Col. Ferrocarrilera, Mty, N.L.)

Y ahora estamos aquí otra vez, sin saber hacia donde correr, sin saber que nos trajo a este punto, con el corazón y las manos vacías, con el cuerpo insultado, con la esperanza maltrecha y buscando otra dirección.

lunes, octubre 03, 2005

Quien se atreve

Ahora comparto este poema, autodescripción de un poeta urbano, que sale de vez en cuando de San Bernabé para echarse unas chelas y regalarnos su risa. (Aunque al día siguiente ya harto diga: ya estuvo no?)

Quién se atreve a ponerse en mi calzado.
Quién se atreve a vivir agonizante.
Cual si fuera de la muerte un danzante,
cual si fuera un pájaro no alado.

Quién se atreve a meter manos al fuego
por mi trajinar antaño desorientado.
Haber, quién se atreve a hacer un tratado
de mi vida que considero un juego.

Quién, quién quiere vivir angustiado
concientizando su desafiante libertad.
Quién grita a los cuatro rumbos una verdad
acusadora, sin temerle a la ley-mercado.

Quién nada a contracorriente
renegando incluso del destino.
Quién deja de pensar en lo divino
y esperar erguido la muerte.

Quién se atreve a componer un canto
sobre lo que parece perdido.
Quién se preocupa por rescatar del olvido
un sueño convertido en llanto.

Quién, quién se atreve a ser poeta
aunque no sea de palabra escrita.
Quién hace de su mente, mente estricta

en este entorno enfermo de oferta

Brandon Padilla

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